mardi 25 août 2009

Corentin en Francia

Tuve la suerte poder escapar del invierno santiaguino para volver tres semanas a la patria después de casi dos años en Sudamérica.

Con mi hermano en la terraza de la nueva casa de mis padres en París.



Empece por París : almuerzo con la familia, después a casa de mí hermano y fiesta de bienvenida con todos mis amigos para terminar (el día siguiente del cumple de mí amigo Danielo en Santiago).

Segundo día : me levante tarde, volví a la casa de mí hermano (me gusta mucho su nueva casa, es muy linda con su vista al lindo patio estilo español de abajo) antes de ir a cenar a donde mis queridos abuelos. Terminé la noche por el primer poker con mis amigos que me salió muy mal después de tanto tiempo sin jugar, 9 Euros perdidos de partida !

Tercer día: librerías del centro (los libros son muchos más baratos allá), actor (al segundo plano) en una publicidad de mí amigo Mateo y fiesta de bienvenida familiar.

Al cuarto día, me bajé con mí compadre Yoël de la U, cuando estudiamos Historia juntos en la Sorbone (a la izquierda). A mí derecha, mi amigo del colegio, desde hace más de 15 años, Romain. Los dos se habían puesto las poleras de Bolivía y Argentina para puro provocar (pero todos sabemos que le va mejor a Chile para la clasificación al mundial de Sudáfrica)...

... hacía la Isla de Ré al sur-oeste de Francia. La isla de las casas blancas con sus persianas verdes y sus rosas, la isla de las vacaciones familiares.

Con mi amigo Yoël, en las calles de San Martín, la capital de la isla. Yoël andaba con muletas porque se rompió los dos talones después de saltar de la ventana de su casa, un día que su novia, Elsa, mí mejor amiga allá, lo había dejado encerrado (por suerte viven en el segundo piso). Yoël, es él que más he visto en las tres semanas que pasé en Francia. Estuve con él todos los días, desde mi llegada a mi salida, a excepción de los tres días que pase en Bretaña.

El programa de los diez días que pase en la isla fue más o menos lo mismo. Todos los días. cuando me levantaba, generalmente pasado las doce, revisaba mis mails con el I-phone de mi padre para seguir conectado con Chile.

Casi todos los días, asado para el almuerzo.

La técnica chilena de la botella y los círculos de papel para prender el fuego tuvo un éxito increíble en Francia, donde no la conocían y donde somos capaces de soplar durante horas sobre el carbón para que prenda. Playa todos los días después del café.

Con mi hermano. Se puede notar el cielo nublado de Francia como casi siempre. En 20 días, creo que me tocaron no mucho más de 4 días de cielo azul. Pero, en todo caso, estuvo bien rico andar tres semanas en pantalón corto y hawaianas después de las noches heladas santiaguinas. Pude bañarme todos los días y nunca el mar había estado tan caliente. El calentamiento global se empieza a notar demasiado. Después de la playa, el aperitivo y la cena siempre muy rica.

Cuando estuvimos al máximo en mi casa familiar. Empezando por la izquierda: mi gran amigo Mateo, su polola Clémence, Lucas, el mejor amigo de mi hermano que considero como un segundo hermano, mi hermano, mi mamá, mi abuelo, mi abuela, yo, mi mejor amiga Elsa, Yoël y mi papá que saca la foto. Y después de la cena, poker.

Por suerte, me recuperé y gané casi todos los pokers, al final salí 20 Euros positivo. Hubo una discusión fuerte con mi amigo Yoël, estuvimos un día sin hablarnos, quizás por haber pasado demasiado tiempo juntos.

Con los mismos polerones para la reconciliación.

Mi amiga Elsa, el día que Lucas la llevo a pasear en moto delante de la entrada de mi casa.


Elsa, Yoël, mi hermano Rémi, Lucas, Yo, Mateo y Clémence. Falta Romain que pudo pasar sólo los tres primeros días en la isla con migo.

Arriba, mi abuela, mi abuelo, mi papá y mi mamá.
En el medio, Yoël, Lucas y Clémence.
Abajo, Elsa, Rémi, Coco y Mateo.


Las vacaciones en mi casa de la Isla de Ré, siempre han sido también el duro momento de despedirse, el día que Lucas se fue:

Fue el único que alcanzó a emocionarme al punto de llorar una lagrimita, era el primero que no iba a volver a ver antes de no sé cuánto tiempo (salvo por webcam).

Después de la Isla, me fui a la casa de mi otra abuela donde me encontré de nuevo con mi amigo Romain. Estuve allá con mis tres abuelos vivos. Al día siguiente nos fuimos con Romain a Bretaña, la puntita de Francia que avanza en el Atlántico debajo de Inglaterra donde viví 4 años y donde conocí a Mateo. Volvimos a encontrarnos allá con Mateo y Clémence. De nuevo, playa, un día de surf con olas muy chiquititas, aperitivos y asados. Pasamos el último día haciendo canopi en los arboles antes de volver a París. Pasar los tres últimos días antes de volver a Chile en la capital. De nuevo, a casa de mi hermano, las librerías del centro (mi hermano es librero como yo) y esa vez fiesta de despedida.

Et voilà, estoy de vuelta a mi nueva casa, de vuelta a Chile y a Santiago aunque habían personas que lo dudaban aquí. Mon blog redevient Corentin au Chili.